Salí de la escuela convencido que no sabía escribir, a causa de algunas redacciones escolares más bien lamentables. Fue gracias a un amigo: Jorge López que decidí comenzar a juntar mis pensamientos, mis sueños y toda idea que se me cruzara - como hacía él- y en poco tiempo tenía un cuaderno lleno de textos que me sorprendieron. Después gracias a un par de profesores de liceo me di cuenta que tenía facilidad para escribir y entonces comenzó a girar en mi cabeza la idea de algún día ser escritor. Sin embargo, me puse a estudiar Psicología, algo que me interesaba bastante pero cuando me di cuenta que eso no era para mi, abandoné la carrera. Por entonces ya tenía demasiadas ideas para cuentos y poco tiempo para escribir.